14 de enero de 2012

Os han dejado de arder las manos y andáis recostando vuestros cuerpos por fríos muros desgastados por la muchedumbre. Pagáis por calor y os morís por él. Habláis en auditorios sobre la incipiente levedad del ser y la independencia lineal y sarcástica que empaqueta vuestra existencia, felices y estúpidamente vacíos. Envolvéis vuestros miedos y anudáis los sentimientos. No sabéis amar, no queréis amar, sólo aceptáis derrochar adrenalina sin tacto, sin llanto, sin vida. Estáis muertos.