Nos hemos destruido la vida, arruinado la existencia y contabilizado los
azotes. Teníamos por diversión jugar al poker en la delgada linea que separa el
amor del odio. Nos escupíamos y amábamos con tanta locura que ninguno de
vosotros, valientes imbéciles, podréis conocerlo jamás. Destruimos los malditos
estereotipos y las aguas más saladas, mientras desde arriba, desde muy arriba,
dominábamos en mundo. Fuimos reyes de nuestras horas y vagabundos de todo lo
demás.
Has sido lo mejor que se ha subido al ring.