11 de febrero de 2013



Nadie hablará de nosotros cuando estemos muertos, ni de lo que te quise, ni de lo que te quiero todavía. Nadie murmurará sobre nuestros desencuentros ni de como te girabas cuando me olías, porque nosotros no nos veíamos, nos olíamos y nos sentíamos como felinos que éramos. Nadie comprenderá nunca lo que pasó, lo que hicimos y lo que fuimos. Vagabundos buscadores de almas cálidas, que encontraron fuego al juntar las caderas. 

Y por eso te querré hasta que nadie hable de nosotros y tus manos se llenen de arrugas de tanto tocarme.