13 de noviembre de 2011

Te estoy condenando, mucho antes de que comenzaran las risas tú ya estabas condenado. Vienes a darme paz, a elevarme entre la brisa helada de este otoño rasgado y a dormir agarrado a mi cintura. Te has propuesto curarme y lamerme las heridas hasta tocar hueso. Quieres romper a cabezazos la escarcha que han dejado los días. Traes fuego y corazón y no sabes que en el abismo donde pretendes quedarte no existe oxígeno ni sangre.